–(Dirigiéndose al alguacil.) Que comparezca Thomas Sawyer.
La perplejidad y el asombro se pintó en todas las caras, sin exceptuar la de Potter. Todas las miradas, curiosas a interrogadoras, se fijaron en Tom cuando se levantó y fue a ocupar su puesto, en la plataforma. Parecía fuera de sí, pues estaba atrozmente asustado. Se le tomó juramento.
–Thomas Sawyer, ¿dónde estabas el 17 de junio a eso de las doce de la noche?