–Pues yo voy a decirle lo que usted hizo el catorce de febrero, por la noche… A las tres, tomó en Barentin el tren para Rouen, con una intención que la instrucción aun no ha podido establecer. Regresó en el tren de París que se detiene en Rouen a las nueve y tres; y estaba usted en el andén, en medio de la muchedumbre, cuando vió al señor Grandmorin en un departamento. Advierta usted que admito de buen grado que no hubo premeditación, que la idea del crimen sólo se le ocurrió en aquel mismo instante…