Preparado así todo lo mejor que pude, me di a la vela el 24 de septiembre de 1701, a las seis de la mañana; y cuando había andado unas cuatro leguas en dirección Norte, con viento del Sudeste, a las seis de la tarde divisé una pequeña isla, como a obra de media legua al Noroeste. Avancé y eché el ancla en la costa de sotavento de la isla, que parecía estar inhabitada.