La carta estaba escrita con lápiz, y decía así:
«El Castañar, a 19 de Diciembre de 1867.
Tormento mío, Patíbulo, Inquisición mía: Aunque no desees saber de este pobre, yo quiero que lleguen a ti noticias mías. Mandome aquí a hacer vida rústica y penitente ese santote de Nones, y aunque me prohibió, entre otras cosas, el juego de cartitas, no puedo resistir a la tentación de escribirte esta, que seguramente será la última. ¡Y por Dios que acertó mi amigo! Tan bueno estoy, que no me conozco. El ejercicio, la caza, el aire puro, el continuo pasear, el trabajo saludable me han puesto en diez días como nuevo. Estoy hecho un salvaje, un verdadero hombre primitivo, un troglodita sin cuevas y un anacoreta sin silicio. (…)»