11 de marzo…
La ciudad duda. La ciudad desconfía y espera. Pasa un temblor de sonrisa y anhelo haciendo ondular las almas como el aire sobre la mies.
Agustín queda lacio, obscuro, desceñido de todos los atributos y galas del héroe. Puede abatirse al suelo ruin de una vencida criatura.
Pero pronto se oculta bajo las nieblas del misterio.
Y la mirada de Serosca se tiende insaciablemente encima de ese humo infinito y azul de la distancia y de la quimera.
¿Habrá muerto?