Justo cuando estaba a punto de abandonar su plan, comprendiendo que se había equivocado en todas sus suposiciones, el teléfono sonó de nuevo. Era el diecinueve de mayo. Recordaría la fecha porque era el aniversario de boda de sus padres –o lo habría sido, si hubieran estado vivos– y su madre le había dicho una vez que él había sido concebido en su noche de bodas. Este hecho siempre le había atraído –poder conocer con precisión el primer momento de su existencia– y a lo largo de los años había celebrado privadamente su cumpleaños ese día.