Una mañana el marido volvió a su casa con expresión triunfante y agitando en la mano un ancho sobre.
–Mira, mujer –dijo–, aquí tienes una cosa para ti.
Ella rompió vivamente la envoltura y sacó un pliego impreso que decía:
"El ministro de Instrucción Pública y señora ruegan al señor y la señora de Loisel les hagan el honor de pasar la velada del lunes 18 de enero en el hotel del Ministerio."