Meses después estalla la primera discordia entre el capital y el trabajo. Creen los serosquenses que con los adelantos, vino también la levadura de los peligros y calamidades. El día 3 de julio de 1804 amanecen pasados a cuchillo los copiosos rebaños de la casa Fernández-Pons, y la hermosa tenería incendiada y saqueada.
Don Arcadio, vestido de clérigo, su esposa, recién parida, con traje de aldeana, y un viejo Pons, de arriero, huyen a Teruel.