–¿Qué diablos puede significar esto? –exclamé después de leer dos veces el extraordinario anuncio.
Holmes se rió por lo bajo, y se retorció en su sillón, como solía hacer cuando estaba de buen humor.
–¿Verdad que esto se sale un poco del camino trillado? –dijo–. Y ahora, señor Wilson, arranque desde la línea de salida, y no deje nada por contar acerca de usted, de su familia y del efecto que el anuncio ejerció en la situación de usted. Pero antes, doctor, apunte el periódico y la fecha.
–Es el Morning Chronicle del veintisiete de abril de mil ochocientos noventa. Exactamente, de hace dos meses.
–Muy bien. Veamos, señor Wilson.