Desde el amanecer empezó á solemnizarse el 4 de Agosto de manera estruendosa: con repique general de campanas.
Multitud de gente, así de la villa como de no pocos lugares cercanos, circulaba por la vía pública; acudía á la plaza, donde seguía la feria como en la noche antes, ó se agolpaba en la carrera por donde había de ir la procesión, saliendo de la iglesia de Santo Domingo, que era la parroquia, y volviendo á entrar en ella después de haber dado gentil paseo por las calles principales.