El pequeño perrito de patas cortas y torcidas se acercó a Pedro cuando éste abandonó la cabaña aquella mañana del dia 6 de octubre, y tan pronto como se detuvo en el umbral de la puerta. Este animal solia dormir a los pies de Karataiev, se marchaba con frecuencia a la ciudad, pero volvia infaliblemente todas las noches. Nadie lo habia reclamado y ningún nombre estaba inscrito en su collar.