–Hoy estamos a 21 de febrero; son las diez y media de la mañana –dijo sacando el reloj–. ¿Queréis esperarme el 21 de mayo próximo a las diez y media de la mañana?
–Sí, sí –exclamó Alberto–; el almuerzo estará preparado.
–¿Dónde vivís?
–Calle de Helder, número 27.
–¿Vivís en vuestra casa… solo? ¿Tendré que incomodar a alguien?
–Vivo en el palacio de mi padre, pero en un pabellón en el fondo del patio, enteramente separado del resto de la casa.
–Bien.