Con verdadero asombro, preguntóle entonces:
–¿Pero de veras no te ha faltado ningún día?
–¡Ninguno!… A veces, cuando la carrta venía de muy lejos, sobre todo, estaba dos o tres días sin rrecibirrla; perro luego llegaban juntas… ¡Si te digo que ni un día me ha faltado! Mírralas, cuéntalas –añadió con acento de desolación profunda, desparramándolas todas sobre la mesa– y verrás cómo salen a carrta porr día… Desde el 9 de diciembre hasta el 15 de marrzo, que somos hoy, van noventa y siete días, porrque febrerro trrae veintiocho. Pues nada, ahí tienes noventa y nueve ¡Mentecatos!… Aquí está el de hoy.
Y sacó del bolsillo otra carta de Chiclana, provincia de Cádiz, en la cual se leía también la palabra sibilítica, el misterioso conjunto: ¡Mentecato!