La popularidad y el favor de Guzmán debían durar muy poco.
Durante unos días se habló en las galerías del Palais Royal, del español Guzmán, a quien se llamaba burlonamente Don Tocsinos, porque había mandado tocar el tocsin (la campana de alarma) la noche de la revuelta.
Dos días después, el 2 de Junio del mismo año, Guzmán era acusado por Barere, en la Convención, como agitador extranjero, y unos meses más tarde, Robespierre, que ansiaba acabar con los partidarios de Danton, prendía, entre toda la plana mayor de los montañeses, al español Guzmán.