8 de Mayo. – La precipitada serie de acontecimientos que cayeron sobre mí, con ruido y azote de pedrisco pavoroso, me han impedido tomar la pluma. Hoy tengo que recoger y archivar todo lo que vino con abundancia no proporcionada a la brevedad del tiempo, y he de andar despacio y atento para que me asista mi buena memoria en la reproducción exacta de tanto dolor y sorpresas tantas, así como en el orden que traían.