El 25 de septiembre dieron comienzo las obras de la nueva fachada de El Paraíso de las Damas. El barón Hartmann, cumpliendo con su promesa, había sacado adelante el asunto en la última reunión general del Banco de Crédito Inmobiliario. Al fin tenía Mouret a su alcance la consumación de su sueño: aquella fachada, que iba a alzarse en la calle de Le Dix-Décembre, era como el testimonio de su floreciente fortuna. Quiso, pues, celebrar la colocación de la primera piedra.