–Escuchad. El día 28 de septiembre último se hizo en el Banco de Inglaterra un robo de cincuenta y cinco mil libras por un individuo cuyas señas pudieron recogerse. He aquí esas señas, que son una por una las de mister Fogg.
–¡Quita allá! –exclamó Picaporte hiriendo la mesa con su robusto puño–. ¡Mi amo es el hombre más honrado del mundo!