14 de Mayo. – Pasó la tormenta, dejando en mi alma gran destrozo, árboles caídos, caminos deshechos, ruinas y cambios lamentables. Termino las referencias del día 8, manifestando que todo lo presupuesto se hizo con arreglo al programa: en un nicho de la Sacramental de San Andrés guardamos los restos de la enamorada Antoñita, a quien debo en estas Memorias enaltecer singularmente por su devoción de amor y sus arrebatos afectivos, sin mentar sus pecados y errores, que de ellos no pudo verse libre quien tenía la pasión y la fragilidad por componentes del alma.