–Sr. Araceli, Sr. Araceli –me dijo Athenais presentándose de improviso ante mí el 21 de Julio cuando acabábamos de ocupar el cerro comúnmente llamado Arapil Chico–, venid a mi lado. Simpson no ha salido aún de Salamanca. ¿Os ha pasado algo desde ayer que no nos hemos visto?
–Nada, señora, no me ha pasado nada. ¿Y a usted?
–A mí sí; pero ya os lo contaré más adelante.